VISCA EL CARRER! La transformació de la mobilitat i de l’espai públic

La calle ha muerto… Viva la calle!
La calle es el escenario principal de nuestra vida pública. Cuando las calles de las ciudades se empobrecen, se vuelven inseguras o, lo que es peor, aburridas, nuestra vida pública retrocede. Entonces los intereses privados y las vidas privadas toman el mando y avanzan por el espacio urbano, en forma de bloques autistas, de inversiones, de vacíos, de atascos, de cámaras de seguridad, haciendo más difícil encontrar soluciones compartidas a los problemas. ¿Qué hace que la calle viva? Personas con intereses diversos y aún antagónicos que tienen que convivir y compartir un mismo espacio no segregado: niños y niñas, residentes, comerciantes, turistas, modos de transporte, formas de vivir y de ganarse la vida, ricos y pobres, jóvenes y viejos. Usos variados y superpuestos de forma lo bastante densa como para que la ciudadanía se encuentre y reconozca, para que las personas tengan la oportunidad y la obligación de ver con sus ojos qué es una sociedad. Por eso, un espacio público vivo es siempre conflictivo y plantea incesantemente a la ciudadanía los dilemas de la vida en común.
Las calles están siempre en transformación. La exposición recorre estos cambios, mostrando las características de cada década, y sobre todo la relación entre lo social y lo urbano, entre la forma de construir y habitar ciudades y la identidad de los ciudadanos: pueblo, masa, familias, consumidores, individuos, tribus o transeúntes, el sujeto de la ciudad es inseparable de lo que pasa en la calle y de cómo la calle se comporta y lo transforma.
Pero además, las administraciones intervienen en el espacio público: para mantener sus funciones básicas, pero también para abrir paso a la incontenible presión del cambio social o para moderar, frenar o mitigar los efectos que amenazan su supervivencia. La forma de diseñar ciudades o de regular el uso del espacio que compartimos, de establecer modos de transporte o movilidad, determina qué tipo de calle (y, por lo tanto, de sociedad) se propone a la ciudadanía. Cuando un barrio reacciona ante las intervenciones, es porque está vivo y tiene sus propios intereses. De esos choques han nacido mejoras y problemas mayores, según se haya gestionado el conflicto y la participación.
Puesto que el espacio público es como un juego de mesa: tiene que tener reglas iguales para todos, pero luego cada jugador juega como quiere. Cómo se crean esas reglas y se reparte el juego forma parte de la esencia de la democracia local. La exposición plantea un nuevo dilema: el urbanismo ha sido una herramienta de disciplina espacial en la sociedad de masas y ahora está en crisis porque no logra disciplinar los intensos flujos de capital que circulan y sus rápidos efectos. Sólo nuevas alianzas entre el poder público, la sociedad civil, los movimientos sociales, los empresarios y comerciantes pueden resistir y acotar estos efectos, sabiendo que la calle puede vivir y puede morir. Otra vez toca construir la esfera pública, entre las redes virtuales y el hambre de sentido y de contacto de las personas.
Comisariado:
Gea21
Óscar Clemente
Begoña Pernas
Marta Román

 Centre Cultural La Nau, Claustre

Fecha: Del 20 de diciembre de 2017 al 18 de marzo de 2018.

Horario: De lunes a sábado, de 08:00 a 22:00 horas. Domingos y festivos, de 10 a 14 horas
Entrada libre