Las ciudades fueron y son pensadas por hombres, porque desde la Antigüedad eran ellos quienes estaban legitimados para participar en los asuntos públicos, confinando a las mujeres a la vida doméstica y el ámbito privado. No es de extrañar que las urbes sean poco amables para mujeres, niños o mayores: los accesos, la movilidad y los espacios públicos no están pensados para todo tipo de habitantes. Con la industrialización, la mujer se ha incorporado progresivamente a la vida laboral, pero aún le están vetados ciertos espacios de deliberación pública y profesional, como el diseño de las ciudades. El urbanismo «feminista», surgido tras la segunda ola del feminismo americano, pretende adaptar las ciudades a las diferentes necesidades según género y edad. Aunque surgió en los años 70, sus ideas siguen plenamente vigentes a la hora de concebir una ciudad con perspectiva de género. Una utopía posible que no se realiza, simplemente, por falta de voluntad.
¿Cómo una mujer, periodista sin carrera universitaria terminada y madre de tres hijos, consiguió parar algunos de los proyectos urbanísticos más relevantes de ciudades como Nueva York y Toronto? En Muerte y vida de las grandes ciudades (1961) Jane Jacobs — alguien a quien sus enemigos trataban de menospreciar calificándola de «una simple ama de casa»— alertó de las consecuencias irreversibles de una planificación exclusivamente centrada en factores economicistas, enfrentándose entre otros a Robert Moses, un poderoso constructor con gran influencia política. Este documental reconstruye aquella peripecia hercúlea.
MUVIM, cine: Citizen Jane: Battle for the city, y coloquio con Eva Alvárez y Adriana Ciocoletto
20 de febrero a las 18:30h.